miércoles, 11 de mayo de 2005

Mafia sutil

He adquirido (Carlos Saldías entenderá) el volumen Poesía femenina chilena selección de Nina Donoso Correa editado durante 1974 en Chile.

(Poco sé de literatura, lo admito, menos sé de poesía y sus autores, así que de poesía mal llamada ‘femenina’ pues mucho menos es mi conocimiento. A pesar de ello siento gran simpatía por poetas de la talla de Mistral, (Winet) de Rokha, Ibarbourou y aquella que se hizo muerta buscando el horizonte dentro del mar... y paremos ya de contar con las clásicas. Contemporáneas a mi peculiar época sólo he leído a Nadia Prado que ya ha publicado tres libros: Simples placeres, Carnal y Copyright. No me queda duda alguna que su trabajo vale cada letra en oro, es sólo cosa de leer la introducción que le da a su primer libro, Simples placeres (Editorial Cuarto Propio, Santiago, 1992):

Desperté
y todo estaba ahí
(la realidad completa)
No tuve más que tomarla o
desaparecer


Reservémonos los comentarios hasta que hayamos conseguido por lo menos una de sus publicaciones, que no se contentan con tener formato libro sino que se extienden a colaboraciones en revistas y en las más diversas publicaciones. La Prado se mueve y se mueve bien entre las pútridas aguas del mundillo editorial. No agregaré la circunstancia casual de que conozco —el verbo es excesivo— personalmente al bate, que me hizo alguna clase de ayudantía de estética, que me autografió un libro y que me regaló otro también dedicado, no lo haré, ¿para qué?)

Sucede que la misma antóloga está incluida en la antología. Bien, en el prólogo don Diego Barros Ortiz afirma que «su inclusión en esta obra responde a una decisión del suscrito», id est, él mismo. No hay mucho problema hasta ese punto. Una poeta que está incluida en una antología que ella misma ha preparado, pero, está incluida no porque ella lo haya deseado, sino por la decisión del Presidente de la editorial —o eso se desprende de éste prólogo. Entonces no hay demasiado problema en todo esto, a fin de cuentas en el ’74 la mafia literaria ya nada le tenía que envidiar a la que se había tomado el poder el año anterior, nada que envidiarles.

Pero notemos lo siguiente. Antes de mostrar los poemas de cada seleccionada Donoso pone una pequeña nota biográfica, con el simple afán de orientar temporalmente al lector. Pone por ejemplo en Winet de Rokha: «Nació en 1896. Murió en 1951. Objetividad, profundidad y un hondo sentido de amor a lo simple y cotidiano destacan a Winet de Rokha entre las inolvidables de la poesía chilena». 31 palabras. Bien. Ahora el lector de esta nota quizás se pregunte qué hay antes de los poemas de la antóloga:

«Muy hermosos sus versos, muy vitales, llenos de frescura y además de logros poéticos subidos. No abandone su mensaje; nunca el mundo ha estado tan necesitado de voces directoras y justicieras como ahora»
Gabriela Mistral.

“Predestinada al éxito.
No habíamos visto en la poesía femenina chilena esta nota sarcástica dada con finura, ni este recogido aguijón, al que le falta muy poco para lanzar su gota de veneno”
Alone (1948).

Hay cosas que aún nos sorprenden, quizás por la insolencia o la total falta de vergüenza a pesar de que ocurrieran hace 31 años, ¡vaya uno a saber!

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