viernes, 27 de mayo de 2005

77 argumentos a favor del movimiento de Dios

¿Se moverá Dios?, no de la manera en que yo lo hago, pero ¿se moverá Dios?
1. Dios se mueve y sus vaivenes son el mundo.
2. Dios se mueve y lo que toca en su baile desenfrenado cobra realidad. (esto supone que hay cosas que no son reales, cosas del pensamiento de Dios)
3. Dios se mueve y su impulso es su vanidad de Creador.
4. Dios se mueve pero su danza es tan ridícula que en despecho crea el mundo.
5. Dios se mueve pero torpemente y de cada práctica surge un ser.
6. Dios se mueve cuando está ebrio y cada hálito alcohólico le impide ser bueno.
7. Dios se mueve en la desesperación.
8. Dios se mueve en la obligación de Crear.
9. Dios no es Dios y sus movimientos marcan su rebeldía con su Superior. (que sí sería Dios)
10. Dios es Prometeo y se mueve intentando desembarazarse de las cadenas que no lo dejan bailar a sus anchas.
11. Dios es un volcán y a cada movimiento suyo arrasa con cientos de pueblos.
12. Dios es un pez recién capturado y se mueve para zafarse de la red que lo aprisiona.
13. Dios es como un hamster girando en la rueda del Tener Que Ser.
14. Dios está alienado de sí mismo y se mueve en el afán de hallarse, de ganarse.
15. Dios se mueve en la angustia de estar solo.
16. Dios no sabe qué sea la soledad y se mueve buscando alguien con quien departir.
17. Dios no es el único Dios, hay muchos que están separados por el infinito, sus movimientos vanos buscándose refieren a lo Creado.
18. Dios no es el único Dios, entre todos Crearon, sus movimientos son fruto de la natural enemistad por la autoría final.
19. Dios es una divinidad imberbe, sus movimientos son por causa de la adolescencia.
20. Dios se mueve pero es semi sordo y algo ciego, de tales defectos ha surgido la Creación.
21. Dios se mueve pues es un dictador evitando una revuelta de sus subalternos celestiales.
22. Dios se mueve evitando que el diablo se apodere del mundo.
23. Dios se mueve por controversias teológicas.
24. Dios es marxista y su movimiento es la lucha de clases.
25. Dios se mueve para llevarles la contraria a los que afirman que no.
26. Dios se mueve porque nada tiene que hacer en el Octavo Día.
27. Dios se mueve porque está pariendo siempre algo nuevo. (su maldición no lo alcanza así que no sufre al hacerlo)
28. Dios se mueve podando al Árbol de la Sabiduría.
29. Dios se mueve poniendo una cerca infinita alrededor de ese Árbol.
30. Dios se mueve talando el tronco enorme del Árbol, cada astilla que salta simboliza lo Creado.
31. Dios se mueve sodomizando al Espíritu, de su eyaculación provenimos.
32. Dios se mueve destruyendo todas sus imágenes, por eso no sabemos cómo sea.
33. Dios se mueve en la ignoración de la quietud.
34. Dios se mueve idolatrando sus imágenes, de ahí el culto terrestre a Él.
35. Dios se mueve pues la quietud es la Nada, el demonio.
36. Dios está enfermo, sus movimientos son simples ictus.
37. Dios se mueve pues es lo más idóneo para mantenerse en forma.
38. Dios está en la atmósfera, su movimiento coincide con los vientos y los tornados.
39. Dios se mueve por inercia.
40. Dios se mueve porque se lo dicta su conciencia.
41. Dios se mueve en la necesidad de ser útil para sí mismo.
42. Dios se mueve porque está en el purgatorio y sufre por ello.
43. Dios se mueve involuntariamente, sufre de convulsiones por la fiebre.
44. Dios se mueve escribiendo, sus marcas de imprenta son el Destino.
45. Dios se mueve sobre un charco de barro, las marcas que deja en la alfombra de su Hogar son la cifra del mundo.
46. Dios se mueve en un acceso de ira contra Él Mismo.
47. Dios se mueve llorando por la pérdida del Hijo.
48. Dios se mueve por arrepentimiento.
49. Dios es un libro, se mueve por quien lo entienda.
50. Dios se mueve pues la quietud lo lleva a pensar.
51. Dios se mueve por cada acto de lujuria humana, nadie sabe cuándo se detendrá.
52. Dios se mueve en el afán de desconcertar a sus enemigos.
53. Dios se mueve para que alguien lo descubra.
54. Dios se mueve para que alguien repare en Él.
55. Dios se mueve para que alguien lo tranquilice.
56. Dios se mueve porque la ropa le queda grande.
57. Dios se mueve porque tiene pidulle.
58. Dios se mueve a falta de orgasmos.
59. Dios se mueve para tener qué comer día a día.
60. Dios se mueve, entre el bien y el mal.
61. Dios se mueve para desentumecer los músculos atrofiados por el esfuerzo de la Creación.
62. Dios se mueve en la decepción al comprobar la Creación.
63. Dios se mueve buscando un sucesor idóneo para la Tarea.
64. Dios se mueve pues sufre de un trastorno de personalidad.
65. Dios se mueve aunque Él no lo quiera, su voluntad es impotente.
66. Dios se mueve, cayendo al infierno.
67. Dios se mueve aleteando por sobre nuestras cabezas.
68. Dios se mueve intentando convencernos de su existencia, su retórica conforma la realidad.
69. Dios se mueve buscando el interruptor en una habitación a oscuras.
70. Dios es un autómata, su movimiento corresponde a lo prefijado por su Creador.
71. Dios se mueve pues eso se adecua a su Plan.
72. Dios es un atleta, busca ganar la carrera que tiene como premio la adoración de su Idea.
73. Dios se mueve huyendo de los demonios que lo acosan constantemente.
74. Dios se mueve en la necesidad de perpetuar la estirpe divina.
75. Dios se mueve retorciéndose de dolor por las heridas que le inflingió el demonio.
76. Dios se mueve, me da la respiración boca a boca a cada momento.
77. Dios se mueve, para no desvanecerse en el éter.

Extraído de Apuntes de un grafómano, inacabada novela.

66 argumentos contra el movimiento de Dios

1. Dios se movió, ya no lo hace.
2. Dios no se mueve por agotamiento
3. Dios no se mueve desde el Séptimo Día.
4. Dios no se mueve para asegurarle a la Iglesia un sustento teológico.
5. Dios no se mueve porque Aristóteles le cae bien.
6. Dios no se mueve, idea.
7. Dios no se mueve, Es.
8. Dios no se mueve pero le gustaría para refutar a los eleatas.
9. Dios no se mueve por respeto a los muertos, a sus muertos.
10. Dios no se mueve para seguirle el juego a los estaticistas.
11. Dios no se mueve por comodidad.
12. Dios y la inmovilidad son Uno.
13. A falta de Hijo: el Padre, el Espíritu y la Inmovilidad.
14. Dios no se mueve pues sigue los dogmas de la Iglesia.
15. Dios mismo no se mueve, pero algo en Él sí que lo hace.
16. Dios no se mueve, su Voluntad sí —que no es lo mismo.
17. Dios no se mueve pues detesta la actividad física.
18. Dios no se mueve para que el mundo no desaparezca.
19. Dios no se mueve pues no sabe lo que es el movimiento.
20. Dios no se mueve porque el movimiento es corrupción.
21. Dios no se mueve pues le gusta contemplar el mundo.
22. Dios no se mueve porque todos acuden a Él, debe mantenerse ubicable.
23. Dios no se mueve porque en el fondo de Su Ser es flojo.
24. Dios no se mueve desde que le dijeron que lo hiciera.
25. Dios no se mueve porque lo están retratando de cuerpo completo.
26. Dios no se mueve para que no le quiten el Trono.
27. Dios no se mueve porque no sabe a dónde ir.
28. Dios no se mueve porque está amenazado de muerte.
29. Dios no se mueve porque fuera de su casa lo espera Nietzsche.
30. Dios no se mueve porque acaba de tener un orgasmo.
31. Dios no se mueve pues está con rigor mortis.
32. Dios no se mueve para no perderse detalle de la comedia humana.
33. Dios no se mueve, está oyendo los argumentos de Tomás de Aquino.
34. Dios no se mueve porque está preparando el Juicio Final junto a Papini.
35. Dios no se mueve, está teniendo un sueño plácido, de ahí venimos (?).
36. Dios no se mueve, pues hasta Él respeta a la muerte.
37. Dios no se mueve pues asume el sedentarismo como forma de vida.
38. Dios no se mueve porque no cree en la epifanía.
39. Dios no se mueve pues los fenómenos son de índole humana.
40. Dios no se mueve pues en el fondo quiere que la tortuga le gane a Aquiles.
41. Dios no se mueve porque no puede, está ahorcando a Zoroastro y a Mahoma.
42. Dios no se mueve porque aún no le llega el turno.
43. Dios no se mueve para poder camuflarse y salvar la vida.
44. Dios no se mueve porque nadie quiere bailar con él.
45. Dios no se mueve para suavizar el castigo que recibirá por la Creación.
46. Dios no se mueve por spleen.
47. Dios no se mueve pues es el stator de su propia maquinaria.
48. Dios no se mueve por imitar a Gernández Huerta.
49. Dios no se mueve, su movimiento es una ilusión trascendental.
50. Dios es Atlas, no se puede mover mientras haya mundo.
51. Dios es una estatua de mármol.
52. Dios no se mueve, lo haría sólo para llevarme la contra.
53. Dios no se mueve por paranoia.
54. Dios no se mueve en el anhelo de un sismo.
55. Dios no se mueve, está con camisa de fuerza.
56. Dios no se puede mover, está esperando una llamada.
57. Dios no se mueve so pena de que lo despidan.
58. Dios no se mueve para que después no digan que los dejó hablando solos.
59. Dios no se mueve porque no le gusta el «Voy y vuelvo» de Parra.
60. Dios no se mueve pues nos está pensando con coherencia.
61. Dios no se mueve porque está percibiendo lo que nosotros no.
62. Dios no se mueve, está esperando que fragüe la figura de una mujer de barro.
63. Dios no se mueve, porque aunque muerto, no quiere follar.
64. Dios no se mueve, la agonía se lo impide.
65. Dios no se mueve, se conforma con lo que hay.
66. Dios no se mueve, se muere.

Extraído de Apuntes de un grafómano, inacabada novela.

domingo, 15 de mayo de 2005

Ruido de fondo

A expresa petición de don Pablo Abufom (trunco cineasta) publico lo que sigue:

Esto es lo que ha llegado a mí después que desperté:
Salía de la Universidad acompañado por otra persona más baja que yo, de contextura más débil que la mía, lo más probable es que fuese una mujer vestida de negro, pero yo nunca le vi el rostro: no sé si lo cubría todo el tiempo con su pelo también negro o con un manto de idéntico color.
En algún momento Heidegger apareció a nuestro lado, lo más probable es que estuviera con nosotros desde antes. Él nos guiaba a su casa que quedaba a pocos metros de la Universidad, a la cuadra siguiente en esas casas de techo alto que tienden más a lo largo que a lo ancho.
En el trayecto nada pasa, no hay intercambio de palabras.
Cuando llegamos a su casa, él abre la puerta y llegan a mis oídos acordes potentísimos de guitarras eléctricas y una batería a punto de estallar. Heidegger vive con un nieto adolescente que está tirado en un sillón del living escuchando esta música.
De inmediato nos invita a pasar a la cocina. Pasamos cerca del joven sin que nos preste atención, ni siquiera saluda a su abuelo.
En la cocina nos ponemos a conversar. Mi acompañante nada dice según recuerdo. Yo intento seguir el hilo de la conversación, intento recordar pasajes de sus obras que me aprobleman que me son difíciles de entender, se los comunico, le hago preguntas y él me las responde calmadamente. Pero yo no estoy calmo, a cada palabra suya más me exaspero más me irrito porque el ruido de fondo de la música del nieto de Heidegger impide que entienda la mitad de las palabras que él profiere. No estoy seguro si Heidegger habla en alemán o en un castellano forzado, tiendo a creer más en lo segundo. Él me habla, da respuestas a mis dudas, aclara problemas de traducción, me enervo me agoto en tratar de oírlo, pienso en proponerle que exija a su nieto que baje de inmediato el volumen de la música, pero nada digo, sigo intentando escuchar lo que me habla lo que nos habla.
Durante todo este rato no sólo ha hablado sino que se ha movido por la cocina. Toma unas cebollas y las corta de manera tal que cada capa de ella queda reducida a larguísimas tiritas blancas. Las pone en un sartén con aceite caliente y las deja ahí friéndose. Luego ha tomado unos panes como baguette pero de la mitad de su largo. Los parte horizontalmente y pone allí la cebolla frita recién sacada de la sartén.
Mientras comemos yo ya no pregunto él ya no responde. No estoy seguro si la música continúa mientras masticamos estos panes.
Hasta aquí el relato. Luego desperté o pasé a otro sueño pero a Heidegger su nieto y mi acompañante ya no los vi más
Algún día —quizás una noche— comeré nuevamente pan con cebolla frita.

viernes, 13 de mayo de 2005

Peri kínesis

P: ¿Cree verdaderamente en el movimiento?

R: ¡Es usted un sátrapa! ¡Cree usted que uno deba creer en aquello que se vive cuotidianamente! Haga usted el experimento de ir y preguntarle a cualquier persona en cualquier lugar si acaso “cree” en la respiración... ¡no joda hombre se lo ruego! Su pregunta está terriblemente mal planteada, lo cual me da a pensar lo siguiente: ¡qué clase de periodista iba a ser usted si articulaba preguntas de ese tipo! Pero bueno, no hay que ponerse catastróficos, me refiero a que no le habría tocado a usted ni a nadie resucitar el periodismo, como diría el gran nazi: sólo un dios puede ahora salvarnos...
Ahora, no sé si habrá lo movimiento (su idea), pero por lo menos es evidente que hay objetos moviéndose constantemente, para acá y para allá de arriba hacia abajo y viceversa. Que eso sea movimiento propiamente tal, no sabría respondérselo de buenas a primeras. Pero me parece pertinente hacer notar lo siguiente: usted algo conoce de los argumentos de Zenón de Elea contra el movimiento, pues bien, Carlos Pérez Soto ha dicho a propósito de lo mismo, que Rusell había notado que sólo con el establecimiento del cálculo infinitesimal (en el siglo veinte) las aporías del rottweiler de Parménides podían haber sido anuladas de modo enteramente lógico. Y esto por variados motivos... pero antes... supongo que sabrá algo de cálculo infinitesimal ¿cierto?... Noto cierto rubor en sus mejillas y no precisamente provocado por los humores del alcohol ni menos por una larga caminata, no, nada de eso hay en su rojiza apariencia facial. Pues bien, lo ve usted, me burlo descaradamente, burlas que sólo tendrán efecto si usted es ignorante respecto al cálculo infinitesimal, pero en caso contrario... pues nada, que yo tampoco soy ducho en cuestiones numerales. La cuestión es la siguiente: usted tiene que hacer operaciones matemáticas con números —nótelo bien por favor— infinitamente pequeños, números con una larga cola de decimales, con una casi infinita cola de decimales que deben ser puestos en relación con otro número con las mismas características. Ahora usted notará que hay algunas inconsistencias lógicas en todo esto, o podría haberlas: ¿qué significa eso de “infinitamente pequeños”? ¿significa acaso que, v. gr., si sumamos una serie de esos números el resultado será cero? Y ahí está la cosa, el cálculo infinitesimal ha demostrado que no, que efectivamente podemos obtener otro número “mayor” como resultado de la suma de números infinitesimales, un número que es mayor pero que igualmente tiende al cero. Entonces por ejemplo, este cálculo puede servir muy bien para los propósitos en los cuales la física se vio embarcada durante buena parte del siglo veinte, la relatividad general especial, y probablemente la actual teoría de cuerdas. Entonces, pasemos ahora a pasar somera revista a las aporías del buldózer de Parménides, que son cuatro (4) y no muy difíciles de comprender, de hecho usted junto al amigo Rueda han comprendido a la perfección el cuarto argumento y el primero.
El primero supone que si uno quiere atravesar un tramo espacial, ese tramo es infinitamente divisible en infinitas partes y que por lo tanto es imposible atravesar ese tramo espacial, pues en el hipotético lugar en el cual nos encontremos tendremos que atravesar un espacio infinito y eso es imposible.
El segundo es imperialmente famoso: es el de Aquiles contra la tortuga. En la mitología griega Aquiles era el hombre más veloz sobre la tierra, y la tortuga bueno usted ya sabe lo que sobre ella se dice, no hay para qué ahondar en detalles. Entonces se ponen en competencia a Aquiles versus la tortuga pero dándole a esta última una ventaja de diez metros. Parten la competencia y Aquiles recorre esos diez metros que lo separaban de la tortuga, pero no la alcanza porque la tortuga ya ha avanzado otro tanto, y cuando Aquiles recorre esa nueva distancia la tortuga ha avanzado otra distancia más pequeña y cuando Aquiles recorre esa nueva distancia la tortuga ha avanzado otra distancia más pequeña y cuando Aquiles recorre esa nueva distancia la tortuga ha avanzado otra distancia más pequeña y cuando Aquiles recorre esa nueva distancia la tortuga ha avanzado otra distancia más pequeña y cuando Aquiles recorre esa nueva distancia la tortuga ha avanzado otra distancia más pequeña y cuando Aquiles recorre esa nueva distancia la tortuga ha avanzado otra distancia más pequeña y cuando Aquiles recorre esa nueva distancia la tortuga ha avanzado otra distancia más pequeña y cuando Aquiles recorre esa nueva distancia la tortuga ha avanzado otra distancia más pequeña y cuando Aquiles recorre esa nueva distancia la tortuga ha avanzado otra distancia más pequeña y cuando Aquiles recorre esa nueva distancia la tortuga ha avanzado otra distancia más pequeña y cuando Aquiles recorre esa nueva distancia la tortuga ha avanzado otra distancia más pequeña y así hasta el infinito, ¡y más allá! (lo remito a La perpetua carrera de Aquiles y la tortuga del mejor escritor argentino del siglo veinte).
El tercer razonamiento es el también famoso argumento de la flecha inmóvil. Ésta es magnífica, pues supone al tiempo como hecho de puros instantes, es la inmanencia del presente, que el ser esté siempre estático sobre sí mismo, su inmutabilidad eterna y otras consideraciones que usted podría saber si se hubiese dignado de asistir a mi clase sobre la escuela eleática. La idea de este argumento es la siguiente: si el tiempo está hecho de instantes, toda parte del movimiento de la flecha lanzada estará estática en el instante, ergo, la flecha está inmóvil.
El cuarto es también muy interesante, debo decirle. Es aquel que le dibujé en cierta pared de la universidad, lo trazaré ahora digitalmente:

A A A A
B B B B > > >
< < < C C C C

Pues bien, mire usted el dibujo, ¿cierto que posee indiscutible encanto? ¿me podrá negar usted que pareciera que las letras se movieran realmente de un lado hacia el otro cual si de blancas flores azotadas por un viento aristotélico se tratasen? ¿nota que las flechas apuntan hacia un espejo en el que se aprecian las formas de todas las cosas, de esas que fueron de las que son y de las que serán en una de las posibles once dimensiones de que está compuesta la realidad? ¡Y es que acaso no ve que trato de impresionarlo con palabrería innecesaria a todas luces! No sé qué me pasa, pero no puedo dejar de joderlo con estas jugarretas de adolescente perdido en el desierto buscando por todos los medios que la luz de la luna no golpee directamente su rostro lleno de pupas fosforescentes que a punto están de ser reventadas por las picadas de unos mosquitos negros como la mugre que se junta en sus uñas... Entonces, volvamos a lo que nos convoca. Resulta que usted ve las A’s que están estáticas, y frente a ellas unas B’s y C’s que están moviéndose en direcciones opuestas y a la misma velocidad. La cosa es que cuando una B (o una C, eso da lo mismo) se mueve pasa frente a dos C (o al revés, que una C pase frente a las B’s) pero sólo frente a una A, entonces la idea es que el “átomo de movimiento” respecto de las móviles C’s es de dos (2) pero frente a las estáticas A’s es la mitad, id est, uno (1). Entonces volvemos al primer argumento según el cuál el espacio es eternamente divisible.
Recuerde ahora lo que al principio le dije, que sólo con el establecimiento del cálculo infinitesimal durante el siglo XX Zenón pudo ser refutado con consistencia lógica (o científica), pues antes estos argumentos eran precisamente un camino sin salida un quiasma
un sofisma muy bien planteado un intríngulis un galimatías un guirigay un fárrago de palabras contradictorias una —en sentido estricto— aporía. Evidentemente que Aquiles sí podría haber alcanzado a la tortuga en esa hipotética carrera, es decir que fácticamente éste le habría ganado al lento animal, pero la idea de Zenón es que es imposible demostrar la “realidad” del movimiento, se propuso demostrar la indemostrabilidad del movimiento y ¡por el gato de Hegel que sí lo consiguió!
Ahora la cosa es si en efecto creo en el movimiento, y mire usted que no sabría qué decirle y no por los argumentos con que inicié esta respuesta en los cuales lo exhortaba a ponerse de una buena vez el vestido de la civilización los pantalones de la adultez el sombrero de occidente a que fume la pipa de la razón y a que se sirva los manjares de la especulación bien encaminada, no amigo mío, nada de eso hay en esta diatriba aporética. Note que me siento tan cerca de Heráclito como ahora lo estoy de los eleatas y sus teorías estáticas y globalizantes respecto del Uno, del ser. Me placen tanto la una como la otra, y no se crea que estoy hablando en términos teóricos, como unas teorías positivas respecto de una futura “carrera” mía en esto de la filosofía, ¡no y mil veces no! Se trata aquí más bien de una simpatía —no se me ocurre otra palabra— de índole estética para con esas teorías, y es que usted no me podrá negar en buena ley que la mayoría de las ideas de la Grecia clásica sufren de una formación que tiende más a la belleza simétrica que a un constructo puramente racional. Pero al grano como dijo una vez aquel que se aprontaba a devorar un plato de delicioso arroz: el movimiento no sé si exista, así como si le diéramos carácter ontológico al movimiento, que efectivamente el movimiento sea el ser, que no exista necesidad de que haya algún ente que sea “lo movido” porque el ser mismo es puro movimiento, me parece que por ahí va Hegel, o por lo menos la lectura interesada que Pérez Soto nos da a conocer. Lo que es innegable es que hay cosas en movimiento, las vemos día a día, nosotros mismos somos una de esa máquinas movientes que a su vez tenemos la capacidad de dar movimiento a otros entes como de detenerlos aunque sea momentáneamente. La cuestión se juega no en la creencia en un concepto tan inasible como es el movimiento, sino en cierta demostración de su realidad, de su existencia en forma independiente de los entes en movimiento. Si efectivamente se logra eso, pues qué quiere que le diga. Una parte no despreciable del trabajo del meteco se juega en esas indagaciones. De hecho hay un libro de Bröcker (discípulo de Heidegger, otro aristotélico no declarado, vaya a saber uno por qué clase de motivos) en que se analiza la filosofía de este tipo desde el punto de vista de una indagación sobre el movimiento: movimiento y ser, movimiento y Dios, movimiento y filosofía, etc...
Y heme aquí que no sé por dónde tirar líneas para seguir con esta respuesta, no sé ni me interesa saber, porque quizás llegue el día en que Estática esté “terminada” y entonces podamos comprender el movimiento desde otro punto de vista, aunque claro, estos son sólo aleteos de un náufrago al que los tiburones le desgarran lentamente las bastas de los pantalones...


(Fragmento de las Entrevistas, agradable libro de preguntas y respuestas entre Hernández y Salgado)


jueves, 12 de mayo de 2005

Musicalidad poética

P: ¿Por qué se hace tan difícil para un narrador el lograr reproducir sonido en sus textos? ¿Privilegio de poetas, o sencillamente falta de inventiva prosista?

R: El libro de dios está escrito en verso.

(Fragmento de las Entrevistas, agradable libro de preguntas y respuestas entre Hernández y Salgado)

miércoles, 11 de mayo de 2005

Mafia sutil

He adquirido (Carlos Saldías entenderá) el volumen Poesía femenina chilena selección de Nina Donoso Correa editado durante 1974 en Chile.

(Poco sé de literatura, lo admito, menos sé de poesía y sus autores, así que de poesía mal llamada ‘femenina’ pues mucho menos es mi conocimiento. A pesar de ello siento gran simpatía por poetas de la talla de Mistral, (Winet) de Rokha, Ibarbourou y aquella que se hizo muerta buscando el horizonte dentro del mar... y paremos ya de contar con las clásicas. Contemporáneas a mi peculiar época sólo he leído a Nadia Prado que ya ha publicado tres libros: Simples placeres, Carnal y Copyright. No me queda duda alguna que su trabajo vale cada letra en oro, es sólo cosa de leer la introducción que le da a su primer libro, Simples placeres (Editorial Cuarto Propio, Santiago, 1992):

Desperté
y todo estaba ahí
(la realidad completa)
No tuve más que tomarla o
desaparecer


Reservémonos los comentarios hasta que hayamos conseguido por lo menos una de sus publicaciones, que no se contentan con tener formato libro sino que se extienden a colaboraciones en revistas y en las más diversas publicaciones. La Prado se mueve y se mueve bien entre las pútridas aguas del mundillo editorial. No agregaré la circunstancia casual de que conozco —el verbo es excesivo— personalmente al bate, que me hizo alguna clase de ayudantía de estética, que me autografió un libro y que me regaló otro también dedicado, no lo haré, ¿para qué?)

Sucede que la misma antóloga está incluida en la antología. Bien, en el prólogo don Diego Barros Ortiz afirma que «su inclusión en esta obra responde a una decisión del suscrito», id est, él mismo. No hay mucho problema hasta ese punto. Una poeta que está incluida en una antología que ella misma ha preparado, pero, está incluida no porque ella lo haya deseado, sino por la decisión del Presidente de la editorial —o eso se desprende de éste prólogo. Entonces no hay demasiado problema en todo esto, a fin de cuentas en el ’74 la mafia literaria ya nada le tenía que envidiar a la que se había tomado el poder el año anterior, nada que envidiarles.

Pero notemos lo siguiente. Antes de mostrar los poemas de cada seleccionada Donoso pone una pequeña nota biográfica, con el simple afán de orientar temporalmente al lector. Pone por ejemplo en Winet de Rokha: «Nació en 1896. Murió en 1951. Objetividad, profundidad y un hondo sentido de amor a lo simple y cotidiano destacan a Winet de Rokha entre las inolvidables de la poesía chilena». 31 palabras. Bien. Ahora el lector de esta nota quizás se pregunte qué hay antes de los poemas de la antóloga:

«Muy hermosos sus versos, muy vitales, llenos de frescura y además de logros poéticos subidos. No abandone su mensaje; nunca el mundo ha estado tan necesitado de voces directoras y justicieras como ahora»
Gabriela Mistral.

“Predestinada al éxito.
No habíamos visto en la poesía femenina chilena esta nota sarcástica dada con finura, ni este recogido aguijón, al que le falta muy poco para lanzar su gota de veneno”
Alone (1948).

Hay cosas que aún nos sorprenden, quizás por la insolencia o la total falta de vergüenza a pesar de que ocurrieran hace 31 años, ¡vaya uno a saber!

martes, 10 de mayo de 2005

Acerca de "Instantes"

Sucede que según algunos, Instantes no es un poema de Borges.
Cumplo con dar la dirección de un artículo completísimo (y muy convincente he de decir) al respecto:

http://www.hum.au.dk/romansk/borges/bsol/iainst.htm

lunes, 9 de mayo de 2005

Mañas de la realidad

[Postrer post del día, quizás de la semana]

Pocas cosas más íntimas respecto del oficio que profeso que el de las coincidencias. Según Borges, a la realidad le placen «las simetrías y los leves anacronismos», ejemplificar tales gustos, es el objeto de estas líneas.

1. Caminaba por Bellavista buscando a cierto personaje que se había perdido de nuestro grupo. De pronto me detengo creyendo haber visto el rostro de Borges en una pared. Me devuelvo y efectivamente era su rostro impreso en una hoja blanca que contenía Instantes.

2. Por ese tiempo tenía en mi poder las Obras completas de Gógol. En la feria encontré de pronto una edición del Diario de un loco un tanto ajada y con varias hojas menos, correspondía a uno de los tantos volúmenes populares de Quimantú.

3. Iba yo por San Diego “vitrineando” libros viejos. Para mi sorpresa me encuentro con los dos tomos del Portales de Encina. Recordé a un profesor de la universidad, me pregunté si acaso tendría estos libros tan bien conservados a pesar del irreparable paso del tiempo.

X. Se agotaron las baterías de mi cdplayer mientras viajaba en bus por el centro de Santiago. Tenía otras que aún mantenía en el empaque original, las cambié, puse las agotadas en el envase y las boté riendo, pensado: “alguien las recogerá, creerá que son nuevas, que quizás a algún tonto se le han caído sin darse cuenta”

1.1. Al día siguiente estaba yo echado viendo televisión, un reality cualquiera pasaba por la pantalla sin que yo le tomara demasiada atención. Se ven dos personas conversando recostadas en el pasto, hablan, uno de ellos se compara con otro, de pronto la chica que escucha al tipo recuerda algo que quizás venía al caso comentar, pero no sabe si es un refrán o un poema: recita unos versos de Instantes.

2.1. Aparte de la biblioteca que está en mi habitación, en mi casa hay otra, que fue de mi abuelo, pero que por uso y abuso ya me pertenece. Siempre recurro a ella, encontrando de vez en cuando tesoros. Al poco tiempo de esa fugaz vista del Diario de un loco, me encontré buceando en esa biblioteca. Ahí lo veo, sin mácula más que el del natural paso del tiempo y con todas sus páginas: un ejemplar que jamás nunca antes había visto, un ejemplar en perfecto estado del Diario de un loco editado por Quimantú.

3.1. No encontré respuesta a ninguna de esas vanas preguntas. Días después los restos de Diego Portales fueron encontrados casualmente en la Catedral de Santiago. ¿Añadiré que actualmente vivo en la calle Diego Portales?

X. Y. Segundos luego de haberlas tirado al suelo del microbús tocan mi hombro. La joven que iba sentada atrás mío me entrega el paquete de baterías añadiendo un circunstancial “se te cayeron”. Unos pocos días después leí La venganza de Chéjov, su argumento tiende a asimilarse a lo ocurrido. Agrego un apéndice que hace memorable este episodio: esa joven que me entregó las baterías agotadas ya la había visto yo en un recinto médico, ya había apreciado su belleza. Sentarse atrás de mí, entregarme lo que yo había botado ¿no son signos inequívocos de que a veces dios nos recuerda?

Arrebatos de agónico

Dicen que si todos los chinos se propusieran saltar al unísono, provocarían un terremoto en la antípoda del mundo. Eso dicen, de algún modo quienes dicen eso tienen algo de razón.
Hace no mucho hubo una fiesta de bienvenida a los alumnos nuevos en un barrio que se ha convertido en sede de muchas universidades e institutos. La calle estaba tomada por más de cinco cuadras, de vereda a vereda. Caminando por entre los asistentes un observador más prejuicioso que yo se habría escandalizado sin ninguna duda. Luego de un par de horas y una caja de vino vacía le pregunté a Mamerto qué pasaría si todos esos juerguistas se propusieran un objetivo común, hacer algo todos en beneficio de ellos mismos o del mundo o de lo que fuera (v. gr. las ballenas varadas, la posible radiación de los teléfonos celulares, etc.). La pregunta puede ir un poco más allá, una pregunta que indague en los motivos para que tantos tipos se junten teniendo como motivación exclusiva el lograr un objetivo que les es común a todos ellos. Irremediablemente es ésta una pregunta política, del tipo de preguntas que hacen enojar a los hijos y reír a los padres. Sin quererlo la pregunta remite a una cuestión originaria, un cuestionamiento a esa suerte de necesidad del conglomerado humano para la sobrevivencia, conglomerado que llamamos ‘sociedad’. Éste es un problema de nunca acabar, básicamente porque me vale madre la sociedad y todo lo que ella implique.

A otra cuestión que llegué es al estaticismo intrínseco a mi persona. Toda vez que me propongo hacer algo que modifique grandemente mi vida, pues la modorra el sueño y la flojera se apoderan de esas tan buenas intenciones, dejándolas en nada, por lo menos nada concreto. Y pueden ser cosas básicas como proponerme dejar algún vicio, modificar alguna característica de mi personalidad que me ha traído problemas últimamente, inscribirme para poder votar contra alguien (contra todos) o matar de una vez por todas a esa puta que me hace la vida insoportable.
No debemos ir muy lejos para hallar motivos suficientes como para movernos, motivarnos a hacer algo, pero tampoco la vista debe ser demasiado aguda como para quedarnos tirados en la cama esperando que otros —quizás— hagan lo que nosotros no. Y es que en definitiva no hay caso con nada, problema cualquiera que nos sea planteado irremisiblemente acabará como las aporías de Zenón. Más sano, más flojo, más digno y decente es la actitud de aquel que sabe que lo que pueda hacer es infinitesimal respecto del problema, por lo que sentado se queda sabiendo que la suma o la resta nada modificará al problema como tal.

Son todas éstas lamentaciones, lo sé. Y lo que es peor, lamentaciones de un perezoso al que a cada propuesta responde: “Preferiría no hacerlo”, como el entrañable Bartleby de Melville (Cf. Bartleby el escribiente de Herman Melville). En éste personaje —más real que alegórico me parece— se cifra la inoperancia generalizada que es íntima a cualquier intento de renovación de lo que sea. Cualquier movimiento que intente modificar destruir renovar abolir lo que sea (institución, oficio, hábito) está de ante mano destinada al más rotundo fracaso. En lo interior de esos movimientos se retuerce un gusano que se alimenta de los mismos movimientos del grupúsculo de ilusos, cuando el gusano se harta de sus carnes se busca siempre otro reducto donde seguir engullendo a costa de otros pobres imbéciles.

Bartleby preferiría no hacerlo por la única razón que ahora la palabra y su institución son altamente anacrónicas: Bartleby ha trabajado antes en una sección del correo donde se recogen y clasifican las cartas muertas, aquellas cuyo destinatario nunca ha aparecido, palabras hueras que acaban siendo leídas por un otro que no debía por qué leerlas, palabras que acaban donde todo discurso terminará: en el abismo o en el vórtice de un tornado... qué diría Derrida al respecto es cosa que no me importa, es más, me dan ganas de vomitarle la tumba.

Gernández me ha referido que Abelardo Castillo ha dicho: “una generación existe cuando no es homogénea, cuando todos están peleados entre sí, y cuando se establecen los debates verdaderos, no las peleas por los adjetivos”. Castillo se mantiene obstinadamente en la idea de que el diálogo es posible, que tiene cierta eficacia sobre el mundo, una idea neoliberal por dónde se le mire, una idea que ya no sirve. No hay nada que hacer si nos mantenemos pensando que con el diálogo podemos alcanzar cierto trono democrático en el cual toda opinión será tomada en cuenta.

Si no nos agradan las dictaduras unipersonales, ¿de dónde esa veneración por la dictadura de la masa: la democracia?

'Incipit Vita Nuova' o 'Grandes títulos de la historia de la literatura'

Creo un blog, no sé bien qué significa esto, tengo una vaga idea, en algún lado lo he leído, sé que lo he leído también sé que hace un tiempo tuve intenciones de crear uno, pero -evidentemente- no lo hice.

Quien es culpable de que ahora sí lo haya hecho es un tal Fadanelli, un pérfido mexicano que se dedica a escribir agradables volumenes que no desmerecen el papel en el que están impresos. Yo sólo conozco de él un libro titulado 'Lodo'. Además he visto en cierto libro otros títulos de obras de su autoría, uno se llama 'Compraré un rifle' (piensen éste título en inglés, es altamente hilarante) y el otro 'La otra cara de Rock Hudson'... ¡títulos a todos luces imbéciles!, por lo menos el primero claro está. Aunque seamos justos, categorías como la de 'imbecilidad' no están bien aplicadas cuando de Fadanelli se trata, como si le impuganáramos a De Rokha cierto tipo de violencia o al enemigo le refregáramos en la cara su hostilidad para con nosotros, eso no cabe por lado alguno --en el supuesto de que queramos mantener cierta com-postura frente a lo otro que nos hiela, no todos lo desean, lo sé.

Pero si es por títulos imbéciles, aquí van algunos: 'Ahora tocad música de baile' de un tal Andrés Barba; 'Ya no pisa la tierra tu rey' de --como no-- la señora Cristina Sánchez Andrade. Son sólo un par, lo sé, pero innegablemente son perlas cultivadas, ¿no lo creen? Y lo que es peor, toos esos volumenes están publicados por Anagrama (la misma que publica ahora a Fadanelli). Y si digo que esto es lo peor es porque recuerdo que Bolaño contaba que a su novela 'Nocturno de Chile' le quería poner como título algo así como 'Tormenta de mierda' y entonces va Bolaño y le entrega el manuscrito a algún monaguillo de Herralde y llega a éste cafiche la noticia de ese título tentativo y luego de un tira y afloja convence a Bolaño de cambiarle el título por el que ahora se conoce. ¿Qué puto criterio aplicó Herralde cuando hizo eso?


No hay manera de saber en qué terminará esto, queda en todo caso el consuelo de seguir insistiendo, de seguir escribiendo de hacerlo sin ninguna pretensión, sin ninguna pretensión aunque exista alguien que esto lo esté leyendo. Me conforma la idea, me tranquiliza (no me afantasma ni me anula) saber que quizás esto nunca sea leído por alguien que esté realmente interesado en mis especulaciones en mis traumas en mi agujero.

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Visiten a Fadanelli, sean buenos con él, dénle algunos motivos como para levantarse un nuevo día, pero tampoco exageren: no le den ánimos como para que publique otro libro:

http://fadanelli.blogspot.com/