domingo, 26 de agosto de 2007

Grafomanía

1. En un “Artefacto” de Parra (modificado para una Feria del Libro de Santiago), se lee: «STOP WRITING. Llegó la hora de leer.»


2. Petrarca, en Italia durante el siglo XIV, se lamentaba de que todos ahora sufrieran de la fiebre de la escritura. A su amigo, el abad de St. Benigno, le escribió: «Extrañamente, ansío escribir, pero no sé qué ni a quién. Esta pasión inexorable tiene tal fuerza sobre mí que la pluma, la tinta, el papel y el trabajo se prolongan hasta altas horas de la noche y son más de mi agrado que el reposo y el sueño. Siempre me hallo en un estado de tristeza y languidez cuando no escribo y, aunque parezca anómalo, trabajo cuando descanso y hallo descanso cuando trabajo.
»¿Es cierto que esta enfermedad de escribir, como otros desórdenes malignos, es, como dice el satírico, incurable y, como empiezo a temer, también contagiosa? ¿Cuántos recuerdas que se la hayan contagiado antes de mí? Antes era raro que la gente escribiera versos, pero ahora no hay uno que no los escriba; pocos, de hecho, escriben otra cosa.
»Algunos piensan que la falta, en lo que concierne a nuestros contemporáneos, es ampliamente mía. Pobre consuelo es tener compañeros en la miseria. Preferiría estar enfermo solo (…) Si esta enfermedad se expande, hasta las vacas van a mugir en números y rumiar en sonetos.»

3. Tomás de Aquino, escribió la Summa Theologica a diez o doce manos. Pues contaba con secretarios, que sentados en semicírculo a su alrededor, anotaban los nego y afirmo del adorable Buey Mudo.

4. Al borde de la inanición, el obeso Balzac se daba ánimos para seguir escribiendo, tallando en su mesa el dibujo de la apetitosa cena a la cual él no podía acceder. Paradigma de la voluntad bien encaminada (!).


[5. En 1996 apareció el juego de video Quake. Una de las armas existentes lanza clavos, las cajas con sus municiones llevan unas reconocibles «NIN». En los créditos, Trent Reznor es mencionado por la música con la que colaboró. Aún hoy, millones de teclados están empapados de sangre.]


6. Hemingway no podía sino escribir de pie, poniendo su máquina de escribir sobre un estante que alcanzaba su pecho. Capote lo hacía con el cuerpo horizontal, en su cama (o en la que fuese).


7. Brevemente en su Magallanes, Zweig enumera los motivos iniciales de la escritura. La más sorprendente es la suya propia: la vergüenza. Pero añado otra: la venganza.


8. Ambas son compatibles, aunque más bien sucesivas. Vergüenza por no haber escrito así, ergo, venganza ante aquel.


9. Así como todo católico es cristiano, pero no al revés; todo escritor es un crítico (por lo menos potencial), pero no al revés.


10. Ante la muerte pronta (e inminente), Bolaño apresuró la escritura de 2666. Esto, a fin de cuentas, no sólo ha beneficiado al lector, sino también a sus hijos, que siendo los herederos universales de su obra, reciben suculentos cheques (o eso supongo).


11. Demasiado conocidos son los episodios de apremio económico por los que pasó Dostoievski, y que le obligaron a escribir. V. gr. El jugador.


12. Como bien lo demuestra Bartleby y compañía, la mejor cura para la enfermedad, es añadir más enfermedad. Así, si no es posible escribir, entonces hay que escribir para que la escritura sea posible.


13. Por esto último (entre otras razones), es que los siúticos afirman que la escritura no es más que el trazo de su propia imposibilidad. Todo lo escrito no es más que el silencio: hacen faltas eones para que se escriba lo que realmente sea escritura —su posibilidad positiva.


14. «Lo repito: basta que un libro sea posible para que exista. Sólo está excluido lo imposible. Por ejemplo: ningún libro es también una escalera, aunque sin duda hay libros que discuten y niegan y demuestran esa posibilidad y otros cuya escritura corresponde a la de una escalera.»


15. En una estadística un tanto apurada, pero no menos cierta, Vila-Matas afirmó que de diez libros escritos, uno es publicado; de diez publicados, uno es vendido; y de cada diez vendidos, sólo un libro es leído.


16. Ni qué decir que no hay seguridad alguna de que aquellos publicados, vendidos y leídos sean los mejores. Porque está la cifra opaca de todos aquellos nunca escritos.


17. Gernández tuvo la idea de escribir una novela mega/monolítica, la gran Obra de su vida, y luego enterrarla en una caja de plomo para que el futuro jugara con su hallazgo. La lucidez de tal ingenio, contrasta grandemente con las ansias de publicación —de todos.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Axaxaxas Mlö

Memoria de infinita melancolía.

1. Camino hacia este lugar, por el bandejón central de la avenida (que de florida, bien poco). Recién apago el cigarrillo, y antes de que pueda evitarlo noto en el suelo, dentro de una bolsa plástica negra, un cachorro de perro muerto. Veo su rostro. El reflejo opaco de sus ojos en los míos todavía me apena.

2. Los años pasan con la premura de los que están por venir.

3. No nos hemos dado ni cuenta y ya han pasado trescientos sesenta y cinco días (con sus noches) desde el primer beso que nos dimos. En rigor: que nos obligaron a dar. El detalle no tiene importancia porque ahora nadie debe decirnos que nos besemos para que lo hagamos, constantemente.

4. Mientras en la televisión corre un reportaje sobre los torturadores de la dictadura, yo juego en el computador. Hago aquí lo que no pude con el perro muerto. Girar el rostro y no ver, o hacerse el idiota. Pero no hay que olvidar, y menos perdonar.

5. Motivado por el perro, creo, tengo ahora unas ganas enormes de estallar de/en llanto. Hay una flamita dentro del pecho que me obliga a ello. Pero aquí hay tantos desconocidos que me observarían con horror si oyeran mis gemidos.

6. Mi abuelo decía que los hombres no lloraban. Habría que agregarle: mientras puedan asesinar al culpable de sus penas.

7. Canta Win Butler: Detente antes que sea demasiado tarde. Nada dura para siempre, y así es como debe ser. Hay una enorme ola negra en el medio del mar (para mí, y para ti, y en realidad siempre ha sido tuya).

8. Me podría quedar para siempre en este lugar. Quizás ése sea mi destino: observar eternamente los automóviles irse, avanzar, explotar con sus ocupantes dentro, las ambulancias llegando, los deudos llorando, la muerte a un paso. Pessoa creyó que quizás lo suyo era quedarse para siempre en la terraza de un café. Hoy, más modernos más superficiales, no faltará quien crea que debe quedarse en un mall. O en un museo.

9. Me gusta tanto hablar de Borges. Aunque no comprenda palabra, o con precisión, no sepa hacia dónde señala la punta de su bastón.

10. Borges no era un caballero: la memoria suya era enorme. Aunque también hay que tener claro que todos los caballeros murieron durante las Cruzadas.

11. Ah, y que tampoco hay brujas. La sacrosanta infecta iglesia católica se dedicó a asesinarlas cuando la Inquisición.

12. «No se puede perdonar lo que no se puede olvidar». (Otra vez Arcade Fire, que no ayudan precisamente con esta bilis negra. Qué lata ser diletante, que exista el jodido spleen —invento francés claro)

13. A todo esto: no hay motivos, digamos, actuales (de hoy, ahora ya) para este ánimo. Quizás sea el recuerdo del preciso lugar en donde encajo dentro de la máquina. Es bien sabido que las máquinas tienen vida propia, id est, una distinta de la que los humanos podríamos suponer: de ahí que existan los fantasmas dentro de ellas, los virus, el romance.

14. Una amnistía al pasado, al dolor y a las esperanzas adolescentes. Recursos de protección hacia el futuro. Un corte radical con lo ido, y el resto, pues el resto se arreglará en el camino.