martes, 29 de septiembre de 2009

Contra todos

Que no vengan con huevadas como que salir en un billete es un homenaje. Que eso permite desacelerar el olvido o asimilar la eternidad. Homenaje mis polainas.

Si en verdad alguien en este puto país quisiera recordar con dignidad a Gabriela Mistral, debería comenzar por leerla. Nunca más rondas de dame la mano y danzaremos ni piececitos de niño azulosos de frío. Quizás haya que poner en las mallas curriculares la huesa blanca, los rollos teológicos, el suicidio de su joven amante, sus cartas con Manuel Magallanes Moure. Pero no, porque ahora hasta la posibilidad de atracción heterosexual ha sido negada. Ahora importa más por quiénes se mojaba esa entrepierna y no leerla siquiera. Y las putas rondas, ¡las jodidas dizque poesías infantiles! Si decir “poesía infantil” es un oxímoron como “inteligencia militar”, porque los pendejos apenas si tienen experiencia del lenguaje y esa falta los aleja de la poesía pero los acerca a las miserables rondas.

Y como, de pronto (aunque no de manera inaugural) se ha convertido en ícono homosexual, si se la lee se hará bajo ese prisma. No puede ser un “honor” compartir el panteón con Cher Y Madonna —si sólo supieran algo, habrían creado sus deidades con Verlaine, Wilde, Safo, Woolf o Proust, pero qué saben ellos.

No puede estar tranquila en su tumba desde que el sábado enmarcaron su rostro de mosaico en el cerro Santa Lucía con florcitas plásticas para “elevarla” mientras toda la marcha gay/lesbo/trans decía que “no era mujer”.
¿Y qué mierda era, por diosito santo? ¿Un andrógino que prefiguró a Ziggy Stardust? ¿El eslabón perdido, Pie Grande, el Yeti?

Si uno la hubiese leído una vez por lo menos, algo podría haber hecho. Pero si uno no la leyó nunca en serio, mucho no se les puede exigir a los que planifican la educación escolar como si se tratase de una lista de compras para el supermercado: “A ver, dos unidades pa’ Neruda, una pa’ la Tortillera, y puta otra ’ y le ponís Huidobro y Parra… y pusha qué lata por de Rokha”. Porque sacar al conchadesuputamadre de Neruda implica que todo el red set se ponga red de verdad de pura rabia. O hacer leer más que las rondas de Mistral, y el magisterio entero en contra. Aunque quizás tengan razón en dejarla tranquilita en el limbo ideal de los pedagogos (y apenas saben que su profesión es más cercana al poema de Parra que al abnegado de Mistral).

El yermo, esa planicie fría con árboles secos de Tala no funciona muy bien. La interminable melancolía, la apertura de ojos en el abismo de Desolación, pues tampoco. Pensar en que este país de mierda sepa algo de Mistral es pretender que también se lean Los gemidos en la enseñanza media. Apenas si saben del alelí-lololú del tan manido Altazor y la tendenciosa prosa poética del Congrio, así que doble culpa hay en ellos, en esa falta. Y triple culpa porque no es digno poner la efigie de ningún muerto en un billete, sucio y pérfido por definición.

Todo lo que sobre Mistral se ha dicho recientemente es la escritura de la ignorancia que fluye desde la cátedra. La misma que la pone en papel moneda sólo por el Nobel. La misma que le dio el premio nacional de literatura sólo luego del reconocimiento mundial. Y obviamente, la misma ignorancia que permite sus rondas en clases, pero que aparta sus versos dolientes y ardientes.

Apenas se sabe su nombre escondido en sus textos, y los muy confianzudos le dicen “Gaby” como ella mismo predijo ocurriría. Ella murió sabiendo que esto pasaría.

Jamás podrían recitar un verso suyo, pero hacen gárgaras con el me gustas cuando callas porque estás como ausente. No pueden identificar una fotografía del Amigo Piedra, mean la tumba del Siútico, pero se han jalado hasta el azúcar con los viejos billetes de cinco mil pesos, y opinan que es bueno remozar el diseño y hacer dinero más durable, como si eso supusiera algo para lo que importa de ella, a saber por todos: su obra.

Si tan sólo hubiese pasado desapercibida, si no hubiese ganado el Nobel, si parece que en su naturaleza estaba la posibilidad de la invisibilidad. (Pero por lo menos no anduvo echándose ácido en el rostro, ni coleccionando inservibles conchas).


Apenas si recuerdo la primera visita a su hogar natal. Confundo su catre y urinario de metal con otros que he visto en museos, y no lograría identificar su casa de adobe de otras igualmente campesinas si se diese el caso. Pero sí recuerdo, que pensé de pequeño, que quizás de hacía mucha alharaca por alguien que había nacido en un pueblo tan insignificante, como el país al que pertenece.

7 comentarios:

Katerina. dijo...

Como comentario sólo puedo decir que me parece bastante cierto lo que expones ¿Quién ha leído a Gabriel Mistral con un poco de respeto? si hasta los programas de televisón (lo poco que he visto de ellos) que se dicen llamar "culturales" (supongo que dentro del contexto de nuestro país donde estudiar no es más que un negocio) promocionan las películas en que sólo recalcan que le gustaban las chicas. Y ¿A quién le importa?, Si dieran premios por lesbianas posesivas éste país estaría lleno. Importante hacer la anlogía con la Bombal, que sólo se la recuerda porque le disparó a un pelotas por ahí en el centro de Santiago, o a Huidobro, que se le conoce porque se escapó con su primita que tenía ojos de muda jeje...

saludos!

Ferragus dijo...

Leí más a Neftalí que a Lucila. Ambos son de tierra, en el mejor de los sentidos.
Entiendo tu crítica y molestia; sobretodo cuando se ve a nuestras figuras “mediáticas” hablando de “la mistral” o peor aún “la gabriela”

Anónimo dijo...

Sí. Sí y sólo sí. O sea sí pos gueon: los iconos que forja nuestra pobre cultura tienen ese costo parece. Y como ya no se sabe o no se quiere saber si la precarización es causa o consecuencia, se le echa pa adelante no más, con batallones de batucadas, con batallones de talleres (de poesia, horror!, :P), con batallones de inauguraciones, de exposiciones, de redescubrimientos, con la mueca contingente de estar llenando la guea.

Y los medios que sienten que hay un progreso en poder decir que era lesbiana, y ponerla en un billete -ahora, y cito, "en un perfil mas amable"-, como quien dice tener un amigo gay a quien a veces invita a su casa.

Y eso.
Ojala en la semana algo pos.

Pauladriana dijo...

Este verano que pasó mi hermano me regaló un libro de cartas de la Mistral, le escribía a Manuel M. que era como el poto.
Yo no sé si estaba extra sensible esos días, pero lloraba en la micro camuflando las lágrimas bajo los enormes lentes de sol.

Saludos :)

Pauladriana dijo...

y son mis ojos los que te asustan o toda mi cara?
vamos a ver si alguien más me lo comenta y tomaré una decisión por el bien común.

Pauladriana dijo...

Al final los dejé a 4x$600, básicamente porque en la bolsa cabían de a cuatro, así que de esta forma saqué la primera partida de cuchuflíes a circulación.
Pucha, en otro tiempo podrías haber sido un afortunado y probarlos, pero pasó la vieja comiendo lentejas.
:)

ah, terminé sacando la foto, no fuiste el único que se quejó.

EuFoRBicA dijo...

Weón, guarda con lo de pueblo insignificante:
1.-hacen pisco rico y cuando vai te lo regalan.
2.-Hay un teletrack
3.-Tiene un clima delicioso.
3.-es un lugar caliente,osea,que hay caleta de avistamientos.No sólo podís hacer contacto con la Gaby, también te pueden abducir los etés.
No hay que olvidar que la loca sale en el billete porque ganó el nobel, sino no lo hubiera ganado nisiquiera le habrían dado el premio nacional de literatura. Por lo menos me inspira más respeto que el mono del billete de luca. Además la Gaby es mujer y qué bueno queno pusieron a Neruda porque es hombre y porque escibió un libro que se llama Veinte poemas de amor y una canción desesperada y fuela pimera cosa con la que me masturbé.
Los billetes enchulados se pierden porque resbalan, da lo mismo el "prócer" que le pongan, el weón no se va agarrar de tu bolsillo para no caer. Yo leí una vez un par de cartas que se mandaban con el Manu en mi adicción pigliana al copuchenteo...cuando hacían esas reuniones en la Biblio Nacional,años atrás, y se juntaban puros veteranos a hablar de poesía gay.