miércoles, 20 de mayo de 2009

Ellroy

Algo hay que decir sobre Ellroy. O mejor dicho, sobre el asesinato de su madre y Ellroy. De cómo la sangre da de distintos modos la vida, de que las vísceras de la madre no únicamente significan vida biológica y útero calentito, sino también que la sangre derramada en la acera puede hacer vivir de otro modo. Otras frecuencias de la existencia. La de James Ellroy en la órbita de dos asesinatos sin culpables.

Hay que relatar el horror del asesinato impune. Tal como también lo hace Alan Moore y Eddie Campbell en From Hell. Y Ellroy en La Dalia Negra y Mis rincones oscuros. Pero a Moore poco le importan los asesinatos de Withechapel en 1888 más que como recursos narrativos, como acelerantes para su trabajo. No como a Ellroy que de verdad le importan, le significan sufrimiento y haber salido de la cáscara.

No es posible hablar de uno mismo queriendo abarcarlo todo. Quizás sea necesario elegir un tópico, o un eje sobre el que comenzar a escribir: algo como un antes y un después de… O imaginar la propia vida como una novela, una novela negra, comedia, un drama de época, un roman à clef, o lo que sea. O apenas un cuento. O quizás un verso.

Lo más acertado que se puede decir sobre esta autobiografía ya fue escrito: «memorias que surgen directamente del infierno… Ellroy es capaz de bailar la conga mientras el abismo le devuelve la mirada»

3 comentarios:

ernestoernesto dijo...

¿cuándo estás de cumpleaños "o algo así"? te tengo un regalo

Anónimo dijo...

«David Hackenberg» dice:
entonces tienes que bailar la conga al borde del abismo y esperar q te devuelva la mirada po

«David Hackenberg» dice:
y devolvérsela y tirarle un pollo en el ojo

Rodrigo Andrés dice:
o mas siutico aun: cuando vea a mi angustia bailare salsa con ella (o algo asi dice uno de los ultimos personajes de waking life)

Carlos dijo...

Yo tuve algunos atisbos del abismo (aunque sea muy subjetivo), no me dieron ganas de bailar..., él ya lo hacía