miércoles, 15 de agosto de 2007

Axaxaxas Mlö

Memoria de infinita melancolía.

1. Camino hacia este lugar, por el bandejón central de la avenida (que de florida, bien poco). Recién apago el cigarrillo, y antes de que pueda evitarlo noto en el suelo, dentro de una bolsa plástica negra, un cachorro de perro muerto. Veo su rostro. El reflejo opaco de sus ojos en los míos todavía me apena.

2. Los años pasan con la premura de los que están por venir.

3. No nos hemos dado ni cuenta y ya han pasado trescientos sesenta y cinco días (con sus noches) desde el primer beso que nos dimos. En rigor: que nos obligaron a dar. El detalle no tiene importancia porque ahora nadie debe decirnos que nos besemos para que lo hagamos, constantemente.

4. Mientras en la televisión corre un reportaje sobre los torturadores de la dictadura, yo juego en el computador. Hago aquí lo que no pude con el perro muerto. Girar el rostro y no ver, o hacerse el idiota. Pero no hay que olvidar, y menos perdonar.

5. Motivado por el perro, creo, tengo ahora unas ganas enormes de estallar de/en llanto. Hay una flamita dentro del pecho que me obliga a ello. Pero aquí hay tantos desconocidos que me observarían con horror si oyeran mis gemidos.

6. Mi abuelo decía que los hombres no lloraban. Habría que agregarle: mientras puedan asesinar al culpable de sus penas.

7. Canta Win Butler: Detente antes que sea demasiado tarde. Nada dura para siempre, y así es como debe ser. Hay una enorme ola negra en el medio del mar (para mí, y para ti, y en realidad siempre ha sido tuya).

8. Me podría quedar para siempre en este lugar. Quizás ése sea mi destino: observar eternamente los automóviles irse, avanzar, explotar con sus ocupantes dentro, las ambulancias llegando, los deudos llorando, la muerte a un paso. Pessoa creyó que quizás lo suyo era quedarse para siempre en la terraza de un café. Hoy, más modernos más superficiales, no faltará quien crea que debe quedarse en un mall. O en un museo.

9. Me gusta tanto hablar de Borges. Aunque no comprenda palabra, o con precisión, no sepa hacia dónde señala la punta de su bastón.

10. Borges no era un caballero: la memoria suya era enorme. Aunque también hay que tener claro que todos los caballeros murieron durante las Cruzadas.

11. Ah, y que tampoco hay brujas. La sacrosanta infecta iglesia católica se dedicó a asesinarlas cuando la Inquisición.

12. «No se puede perdonar lo que no se puede olvidar». (Otra vez Arcade Fire, que no ayudan precisamente con esta bilis negra. Qué lata ser diletante, que exista el jodido spleen —invento francés claro)

13. A todo esto: no hay motivos, digamos, actuales (de hoy, ahora ya) para este ánimo. Quizás sea el recuerdo del preciso lugar en donde encajo dentro de la máquina. Es bien sabido que las máquinas tienen vida propia, id est, una distinta de la que los humanos podríamos suponer: de ahí que existan los fantasmas dentro de ellas, los virus, el romance.

14. Una amnistía al pasado, al dolor y a las esperanzas adolescentes. Recursos de protección hacia el futuro. Un corte radical con lo ido, y el resto, pues el resto se arreglará en el camino.

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