- Hace muchas décadas, cuando Armando Uribe Arce contaba con tiernos dieciséis años, tenía de profesor a Roque Esteban Scarpa (premio nacional de literatura 1980) que le contaba maravillas sobre Balzac. Uribe tenía la intención de leerlo, pero el francés estaba incluido en el Index de la Iglesia Católica, lo que significaba la inmediata amonestación moral de cualquiera que leyese alguno de esos tomos. El joven Uribe se decidió a visitar al cardenal José María Caro puesto que por su intermedio el obispo podría permitir tales lecturas. El cardenal, con los pies colgando de su alta silla se quedó dormido a los pocos minutos mientras Uribe, le explicaba su interés por Balzac. De pronto el cardenal se despierta y espeta un «petición denegada». El futuro poeta sale indignado del despacho y decide burlar el dogma: leyó a Balzac página por medio, así, no se podía afirmar que hubiese leído el libro entero y quedaba libre de pecado.
- Balzac dijo de sí: «hay vocaciones a las que se debe obedecer, y algo irresistible me arrastra hacia la gloria y el poder», aunque siempre estuvo apurado económicamente, no teniendo qué comer, pero con la voluntad henchida. Dibujaba en su mesa de trabajo banquetes pantagruélicos con los que saciaba visualmente su apetito para poder seguir escribiendo. Buscaba simplemente «una mujer y una fortuna» cosa que encontró en la Madame de Hanska que, lamentablemente residía con su esposo millonario en San Petersburgo, ciudad que visitó en varias ocasiones. Se casan finalmente el 14 de marzo de 1850 en Berdiczew (actual Ucrania), para luego viajar a Paris a pesar de las graves dolencias del recién casado. El 18 de agosto de ese año Víctor Hugo lo visita, luego Balzac muere dejando inconclusa su Comedia humana. Su obra completa supera los 38 tomos.
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