miércoles, 22 de marzo de 2006

Parricidio

Se muere el hombre al que alguna vez quise alcanzar en sus lecturas, en su intelegencia.
Lo veo leyendo el diario haciendo los puzzles mientras yo juega con pantalones cortos sobre el piso frío a pesar del verano.
Tengo miedo de preguntarle dónde está la Estatua de la Libertad, porque yo creo que está en Washington pero algo me dice que no, que estoy equivocado, que es en Nueva York. Finalmente no le pregunto nada.
Él leía muchas novelas policiacas. No sé si habrá conocido a Hammett o a Chandler o a Chesterton, ni siquiera sé si conoció a Poe.
Pero por lo menos sí que trabajó en la librería de Lafourcade y de ahí consiguió muchos libros que ahora son míos. Muchos Balzacs y Victor Hugos que décadas después leí.

Saludos R. Que no soy yo, que no soy esta R. sino la otra que me hizo esta R.
Saludos a tu mujer viejo de mierda.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué puedo acotar? Sí: es conmovedor.
Una duda: ¿tu viejo se afanaba los libros de Victor Hugo? Ojalá que sí.

José Lagos dijo...

... mmmhhh... bonito y lindo. Pero usted lo sabe mejor q yo...

La vanguardia es ashí.

Anónimo dijo...

Estás creciendo.
Vas al negro bueno; comes carne en día pascual; matas padres, o padres de padres.
Y cada día escribes mejor, hijo de puta.