lunes, 12 de diciembre de 2005

Mañas de la realidad II

Entre el 17 y 19 de febrero de 2004 escribí un cuento. En éste la protagonista ha huido de su país natal producto de la guerra civil y acaba trabajando como mucama en un lujoso hotel de Nueva York. A ella le agrada tirarse sobre las camas antes de armarlas y meter su cabeza en las mullidas almohadas, según dice, para "recordar mi pasado acomodado"… casos más extraños se han visto. La cosa es que para su sorpresa, pero más para su vergüenza, descubre que en esa almohada hay cinco agujas plateadas que se le incrustan en la cabeza. Atónita busca respuesta al enigma: sigue por buena parte del mundo al pasajero que ha dejado esas agujas, siempre encuentra más.

Hace pocas semanas la almohada que me ha acompañado desde hace varios lustros murió, no soportó más la presión de mi cabeza y reventó. Comencé entonces a usar un gran cojín en su reemplazo.

A los pocos días mientras dormía, sentí que algo me picaba la mejilla. Pensé que algún trozo de madera estaba metido en el relleno de la improvisada almohada, lo dejé pasar, tenía mucho que dormir para ocuparme de eso.

Pasaron otros días y durante una tarde volví a sentir el aguijón. Ahora sí saco ese palo, díjeme, y fui donde mi madre para que lo hiciese (también en esas cosas soy inútil). Cuando sacamos la funda del cojín… ¡oh, por el can!, ¡era un alfiler plateado lo que me laceraba la carne! Sólo después de un rato caí en cuenta de que eso ya había ocurrido en otra capa de la… ¿realidad?

Pensé en el epígrafe de ese cuento y consentí en que no podría haber elegido otro mejor: Just because you're paranoid, don't mean they're not after you (Cobain, Territorial Pissings).

1 comentario:

José Lagos dijo...

Interesante histoia, pero cree usted que sea necesario conocer sus patologias sociales, no cree que seria mejor que se lea la divina comedia traducida al latín, arameo y al abudabinenese entre la guerra del 38 y la del 42?, creo estar satisfecho con esta buena acción, al advertirle que las concidencias no existen, o a lo mejor fue un mensaje del vecino de abajo de su casa "Don Juan" y esto como lo sé, se preguntara... ha quizás no este usted tan enfermo como creemos todos...