miércoles, 10 de agosto de 2005

Quedan dos

Y se me ocurre que ante todo, o sea, por lo mismo, no es que quiera decir esto, mejor dicho, lo que en verdad quiero decir, pero si esto no es nada personal, y es que, sobre todo, pero mírame cuando te hablo, deja tomar tu mano entre las mías cada vez que miras tus sábanas sangrientas. Pero claro, ya está todo dicho, o mejor, todo es una broma de mal gusto, ¡de pésimo gusto! o por lo menos así me gritan desde la otra esquina de Dr. Johow, así que ante todo por favor, mesura, tranquilidad y sobre todo destreza, ¡sí!, ¡destreza señores! ¡Destreza señorita!, porque esto es lo único claro, aunque también sabemos que todo podría ser un intríngulis de un demiurgo un tanto frustrado, un amanuense celestial un poco pasado de revoluciones, un genio maligno trasnochado de tanto tomar ron con los punks de la plaza.
Pero me siento y me siento.
Una simple figura retórica.
¿Y qué hay con los oximoron?: sol negro, hielo ardiente, humano racional, filósofo de la verdad, apariencia real, y bueno... tantos otros que podríamos enumerar: rock antisistémico (¡ja!), anarquismo utópico (¡ja! x 2). Y la mayor de todas: A.P. & R.S. (¡ja! x infinito).
Quedan dos, y esto me parece también una simple figura retórica digna de tu retórica.
Me envuelvo entre tus piernas por todo un mes y no quiero dejarlas ni salir a respirar fuera de tu boca. Me encandilo con luces que me eran desconocidas y caigo hasta más abajo que lo que está más abajo porque no hay piso seguro más que caerme sobre tus faldas o sobre tu pecho, que vendrían siendo lo mismo (porque cumplen la misma función, para ).
Me caigo ciosa, y doy botes en el fondo de un cráter apagado, o de un lago vagamente azteca.
Reboto ciosa, y mientras subo a donde se debería estar, me prendo a ti y espero que las profecias salidas de tu boca no se cumplan: Quedan dos, quedan dos, ¡años!, ¡lustros!, ¡décadas!

Mi alma es una orquesta oculta; no sé qué instrumentos tañe o rechina, cuerdas y harpas (sic), timbales y tambores, dentro de mí. Sólo me conozco como sinfonía (1).
Como sinfonía tocada y oída por ti.

* * * * *
(1) Pessoa, Libro del desasosiego, 24.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Queremos más!
¡Siempre queremos más!

¿Dános?