lunes, 18 de julio de 2005

Últimos reportes de este universo

Lunes 18 de Junio de 2005. 10:30 hrs.

Mucho frío hace en esta sala de la ARCIS.

Y yo que en vez de un café me compro una Sprite (obedece a tu sed...)

En la micro me leí La condena.

El chofer no quería cobrarme el pasaje de estudiante.

Creo que la gente pensaba que yo era un ratero.

Si me hubiese visto a mí mismo, habría pensado lo mismo, creo.

No sé qué pensar, ¿por qué Georg se lanza al agua?

Respuesta evidente: ¡pues porque su PADRE se lo ordenó!

La condena no admite réplicas, la culpa tampoco.

Lo que se debe se debe para siempre, no hay culpa si ésta no es eterna.

Todo lo demás sólo es un mísero sucedáneo de la culpa verdadera, original.

(En el supuesto de que hay algo netamente original)

(Estamos llenos de supuestos. Además los prejuicios nos inundan, hasta el hartazgo)

Y Georg se lanza al agua, a un río que ha de estar congelado como ahora Santiago lo está.

Pero bueno, no hay que exagerar: donde Georg vive no debe ser como Santiago.

Aunque quizás sí.

Pero eso nunca Kafka lo dijo, probablemente por cansancio, por sarcasmo o por simple olvido.

O quizás -y más probablemente- porque su Padre no lo dejó abrir la boca, le ató de las muñecas y se le quedó mirando mientras el Dibujante tatuaba en su piel: "Honrarás a tus superiores" o algo peor, o algo más suave como la nieve que aquí nunca cae.

Pero sí. Recuerdo una vez que nevó. Estaba en la casa de mi abuela paterna.

Ese día además tembló.

Ante tamaños acontecimientos yo creí firmemente en que ése era el Día del Juicio Final.

A propósito, hay un libro gigantezco de Papini (el ciego, el querido Giovanni) titulado El Juicio Final.

Dicen (Vittorio Franchini, su biógrafo, uno de tantos) que le tomó toda su vida componerlo. Yo sí que lo creo.

Obras así no surgen por generación espontánea. Humanos así tampoco.

A mi lado hay una silla vacía. Sobre ella se acumulan objetos que burlan la ley de gravedad.

Y claro, ¡quiénes si no!, están burlándose Aristóteles y Georg Wilhelm Freidrich Hegel.

Y Hegel también se llama Georg.

Capítulo XXX de Informe sobre ciegos: Aviso a los ingenuos: ¡NO HAY CASUALIDADES!

Por abajo, las fotocopías de la Retórica, encima de ellas la Fenomenología del espíritu y encima tu libro del cara de ratón.

Y también sobre las fotocopias aristotélicas: la botella verde de Sprite ya vacía.

No se permite entrar con bebestibles o comestibles de ningún tipo a estas salas.

Nadie se dio cuenta de que ella ingresaba subrepticiamente conmigo.

Mejor así.

Que me quede recordando todas las horas arropado no con tu plumón sino con tu cuerpo menudo.

Mejor que preocuparse por eventos.

Mejor ocuparse.

Ocuparse en cosas que sí importan.

Como escribirte textos eternos, sin sentido, pero que me significarán frente a tus ojos.

Falta harto para que Pablo vuelva de Rapa Nui. Quiero que vuelva ya para que tome tu fotografía mostrando los dientes.

Una pose evidentemente punk.

Como la ropa que vestías el sábado en la noche mientras nos tomábamos un schop en ese local tan turbio.

Hoy para llegar hasta aquí tomé la 404. También hoy vi ese bar.

Imposible no acordarse de ti.

Hay otras cosas imposibles, pero me las reservo por pudor.

O por estupidez.

O por ambas.

Terror: espero que esta vez sí que llegue este correo hasta tu presencia.

Virtual, pero presencia al fin y al cabo.

Claro: jotaru84@hotmail.com, ¿cierto?

En todo caso, advierto: si quien lea este mensaje no es novia de Rodrigo Salgado Boza, ten la gentileza de devolver el mensaje íntegro y sin preguntas.

O antes: si quien lea este mensaje no es ni siquiera mujer, pues ya sabes lo que tienes que hacer. Por favor hazlo.

Ya son las 11 de la mañana y hay ruido en esta sala; sólo las manos las tengo un poco heladas.

Te quiero aquí, a mi lado.

Te quiero aquí, ocupando el mismo punto espacial que yo.

Que me arropes con tus brazos, y bueno, también con ese plumón que te provoca alergia.

Acabo de oír que "el sistema se cayó", ¡Ay, ay!

¿Qué significa eso? ¿Que no te podré mandar este correo?

Solución: publicarlo en mi blog.

Aunque claro, eso puede resultar algo embarazoso, ¿o no?

Hay voluntad: lo haré. Pero no recuerdo bien la dirección para publicar...

Pero si se "cayó el sistema" tampoco podré visitar esa página.

Hay problemas.

Todos lo saben, decirlo es una tautología.

Parece que es cierto: no hay conexión.

El sistema se cayó.

Pero mi voluntad de quererte a mi lado no.

¡Por la memoria del capitán Ahab que no!

1 comentario:

Anónimo dijo...

RODRIGO:
LAS PIEDRAS SON CADAVERES ETERNOS.
NO MAS BIEN LA PIEDRAS SON ESPEJOS DE CADAVERES ETERNOS.
NOSOTROS LAS VEMOS, LAS CONTEMPLAMOS E INCLUSO EN LAS MAS GRANDES RAYAMOS O MOLDEAMOS. INCLUSO YO DIRIA TORTURAMOS.
ELLAS NO HACEN NADA, PERO YO CREO QUE SE RIEN DE NOSOTROS, POR QUE SABEN QUE MORIREMOS ANTES QUE ELLAS, VAN A SER UN ESPEJO DE NOSOTROS.
ASI QUE WEON ANDATE CON CUIDADO CON LAS PIEDRAS, YO NO LE TIRO UNA PIEDRA A NADIE.
ESPERO QUE TU TAMPOCO.

C.S.A.P.( CLUB SOCIAL DE AMANTES DE PIEDRAS ).